lunes, 18 de abril de 2016

Dieta vegetariana




Cuando escuchamos hablar de la dieta vegetariana nos surgen multitud de dudas: 
¿en qué consiste? ¿es lo mismo ser vegano que ser vegetariano? ¿es bueno o malo seguir este tipo de dieta? Si los vegetarianos no consumen carne animal ¿de dónde se obtienen las proteínas? ¿obtenemos todas las vitaminas necesarias con este tipo de dieta?
Comúnmente conocemos el término “dieta vegetariana” como aquel tipo de alimentación en la que no se consume carne.



Pero para entender qué es y en qué consiste, primero vamos a definir los distintos tipos de esta dieta:

·         Dieta lacto-vegetariana: no se incluye carne; se consumen alimentos de origen vegetal y se incluyen la leche y los productos lácteos.

·         Dieta ovo-vegetariana: se consumen alimentos vegetales y se incluyen los huevos.

·         Dieta ovo-lacteo-vegetariana: se consumen alimentos de origen vegetal, productos lácteos y huevos.

·         Dieta vegana: conocida como estrictamente vegetariana. En esta dieta se excluye la carne y todos los productos de origen animal (huevos y productos lácteos). Esta dieta se basará en cereales, legumbres, verduras, algas, frutas, frutos secos y semillas.


A continuación algunos aspectos a tener en cuenta en las dietas vegetarianas:


¿Las proteínas?

Si se lleva a cabo una dieta vegana (en la que no se consumen productos de orígen animal) ¿De dónde obtenemos este macronutriente?

Tanto los productos de origen animal como los de origen vegetal contienen proteínas, si bien las proteínas que obtenemos de los productos de origen animal son de alto valor biológico, las de origen vegetal poseen aminoácidos limitantes.

Para quienes sigan una dieta vegana esto se puede solventar combinando alimentos de origen vegetal cuyos aminoácidos limitantes los contengan otros alimentos.

Un ejemplo de esta combinación serían las lentejas con arroz: el arroz tiene como aminoácido limitante la lisina y las lentejas la metionina, pero ambas legumbres se complementan porque el aminoácido de una lo contiene la otra.


El problema de la vitamina B12 (cianocobalamina) en la dieta vegetariana.

El problema radica en que no existen buenas fuentes de B12 en alimentos de origen vegetal.

No es que no existan alimentos de origen vegetal con contenido en B12; los hay, pero la biodisponibilidad de esta vitamina en ellos es casi inexistente.

Ciertas algas como la espirulina contienen B12, pero esta concentración corresponde a una análoga inactiva de esta vitamina. Por lo que no es aprovechable por nuestro organismo.


No obstante, recientemente salió a la luz un estudio publicado en el Journal of Medicinal Food en el que se detalla que el alga Chlorella Pyrenoidosa (un alga unicelular) contiene B12 biodisponible y que, además, es probado sobre una muertra poblacional con déficit de B12 demostrando dicha biodisponibilidad.


Los alimentos de origen animal ricos en B12 son: el marisco, el hígado, el pescado, la carne, los huevos, la leche, el queso o el yogurt.

Para más información haz clic aquí: http://vitaminas.org.es/vitamina-b12-alimentos

Esto sólo puede significar una cosa: si se lleva a cabo una alimentación vegana o una alimentación ovo-lacteo-vegetariana con bajo consumo de huevos y productos lácteos es necesario tomar suplementos de vitamina B12 para evitar una deficiencia.


Hablando de hierro…

Sabemos que el hierro hemo se absorbe mejor que el hierro no hemo; y que los fitatos y oxalatos de los vegetales son inhibidores de la absorción de minerales como el hierro. Pero también sabemos que una adecuada ingesta de vitamina C incrementa la absorción del hierro; por consiguiente,  si se sigue una dieta vegetariana con un consumo de vitamina C adecuado contrarresta los efectos de los fitatos.

Un dato interesante sobre esto es que las tasas de anemia ferropénica  en la población vegetariana son similares a las de la población no vegetariana.


En cuanto al calcio

Se piensa que la principal fuente de la que obtenemos el calcio es la leche y los productos lácteos, pero siendo una buena fuente de calcio no es el único alimento que nos aporta este mineral.

Algunos alimentos de origen vegetal que nos aportan calcio son: los frutos secos, brócoli, coliflor, leche de soja, alubias blancas, semillas de sésamo…

Los frutos secos, por ejemplo contienen más del doble de la cantidad de calcio por cada 100 gramos que la leche. Y aunque la fracción absorbible de calcio de los frutos secos es menor que la de la leche su absorción sigue siendo mayor.

Además, la absorción de calcio y la prevención de la osteoporosis vienen determinadas por otros factores como la ingesta de vitamina D o la realización de actividad física. Por lo que si se lleva una adecuada ingesta de nutrientes y se realiza actividad física con regularidad, el llevar una dieta vegana no tiene por qué comprometer la salud ósea.




¿Cómo consumir los alimentos vegetales, crudos o cocinados?
Hay que consumir tanto alimentos vegetales crudos como cocinados. Puesto que tenernos que tener en cuenta que se pierden vitaminas hidrosolubles en los procesos de cocción y vitaminas termolábiles.

Recientemente ha emergido una tendencia que se llama crudiveganismo, que se trata de no sólo consumir alimentos estrictamente de origen vegetal sino que además que éstos sean consumidos crudos.

Este tipo de dieta no tiene porqué ser perniciosa siempre y cuando se ingieran los nutrientes que el cuerpo necesita y un suplemento de B12.


¿Entonces es saludable la dieta vegetariana? 

Al igual que la dieta omnívora, si no conocemos qué debemos comer, en qué cantidad y con qué frecuencia, podemos terminar llevando una mala dieta.

Si se sabe llevar una dieta vegetariana adecuadamente planeada para obtener todos los nutrientes que el cuerpo necesita, evitando tanto los defectos como los excesos, no tiene por qué ser perjudicial.


Bibliografía:



Blog de nutrición vegetariana de Lucía Martínez Argüelles Graduada en Nutrición y Dietética Humana por la UCAM: http://www.dimequecomes.com/

Estudio: “Posición de la Asociación Americana de Dietética: las dietas vegetarianas”. Fuente: Journal of the American Dietetic Association. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/202437.pdf